lunes, 24 de enero de 2011

Columnas de humo de Álvaro Pandiani

Dentro del marco de una gran tragedia, la epidemia de fiebre amarilla, que consumió la vida de más de mil personas en menos de tres meses, se presenta esta historia de ficción donde la realidad de hombres y mujeres de gran humanidad son recuperados de entre las ruinas de esta capital de Montevideo en el año de 1857.
Desde el inicio se han girado instrucciones para mantener ocho grandes columnas de humo encendidas para tratar de aliviar la ira Divina, columnas alquitranadas, la incertidumbre del pensamiento de Fray Ventura, quien inventa una explicación a esta calamidad: "Dios esta castigando a este pueblo por la masacre a los charrúas 26 años atrás", aunque esto no parecía exactamente obra divina.
Fray Ventura se preguntaba: "¿Dónde está Dios en medio de la plaga? ¿Dónde estaba Dios cuando exterminaron a mi pueblo?". Nosotros nos preguntamos: ¿Dónde están aquellos hombres como los protagonistas de esta historia?, con toda su heroicidad, valentía, desinterés y humanismo en medio de sangre, ratas, putrefacción, fetidez, muerte, cadáveres en procesión y perdida de fe... Parece la ira de Dios desatada, pero en todo ello brillan preciosos diamantes: hombres que se sacrifican por los demás con nobleza y encuentran poder para perdonar. ¿Dónde está Dios en medio de las tragedias? Mejor debemos de preguntarnos, ¿dónde estoy yo?
Cuando se tiene la tremenda duda si: ¿debemos de creer para entender? o ¿entender para creer? antes que las proposiciones de los santos Tomas, el evangélico “Ver para creer” y el de Aquino, “Creer para ver”, dentro de la incertidumbre entre razón y fe, entre ciencia y religión.
Es esta obra un homenaje a los profesionales de la medicina, que en muchísimas ocasiones, con plena conciencia de la existencia de riesgos para sus vidas, continúan ejerciendo su labor humanitaria, atendiendo los enfermos dentro de campos de batalla o en plagas como las sufridas en esta capital.

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